miércoles, 11 de abril de 2007

ESTUDIANTES DE LA UNCP Y SU MENTALIDAD POLÍTICA


Pedro M. Ricapa Fúster*

Entramos a una nueva generación juvenil actualmente, donde nuestra generación de jóvenes universitarios de la UNCP harían mención de una generación X, generación ausente de las teorías sociológicas, y de los libros de texto perteneciente a una nueva ola conservadora instalados en la comodidad y la búsqueda de los beneficios económicos, hijos del consumo, que hoy se encuentra sin respuesta ante los vertiginosos retos que nos amenazan. Siendo una generación marcada por la apatía, el sin sentido y la carencia de utopías en la gran masa estudiantil, tendremos un panorama desolador respecto a la participación juvenil universitaria de la UNCP. La interpretación actual de la mentalidad política, los movimientos sociales y las identidades colectivas nos hablarían así de identidades restringidas, de anomia, de una vaga, pobre y desarraigada mentalidad política, así como sociedades derrotadas como los signos del momento actual peruano.

Por otro lado esta mentalidad política de la juventud universitaria está fuertemente influida por la globalización tal como lo señala los estudios de José Guillermo Fouce, quien explica que “la globalización implica la exclusión de millones de personas en el mundo entero por el desempleo masivo y la falta de acceso a los otrora servicios estatales”. Pareciera que existe en nuestro continente un aire de predestinación a la tragedia de la dependencia. Además, podemos hablar de algunos aspectos que por su fuerza están penetrando en prácticamente todos los ámbitos en los que se desenvuelve la juventud, donde se percibe ámbitos políticos restringidos por la crisis económica, además del divorcio político juvenil. El primero marcado por la recesión, pues la juventud universitaria prioriza sólo los problemas prácticos de su cotidianidad económica. Y el segundo por que la globalización ha influido en que los y las jóvenes se encuentran expuestos a influencias multiculturales, bombardeo de imágenes, de interés recreativo, de ocio, ajenos a la realidad. Se ha roto la homogeneidad de las culturas y resultando por consiguiente en la inmovilidad de los roles e inmovilidad de participación política.


Por lo tanto la juventud universitaria, dada su socialización política no está dispuesta a aceptar nuevas formas de acción, a rechazar la política tradicional, que se caracteriza por ser centralista, asistencialista y carente de un plan sólido. Incluso ante la política imperialista, que se universaliza a través de la globalización. Sin embrago estos se mantienen en su gran mayoría apáticos, aunque estas condiciones influyan y determinen los trayectos de sus vidas. Más aún las distintas formas de participación y organización colectiva universitaria se restringen sólo a ser de protesta, haciéndose esporádicamente, de manera más bien subterránea, oculta o anónima. Foucault señala además que se trata de luchas “inmediatas” en la medida que se critiquen en ellos las formas de poder que están más próximas y evidentes. Pues el escenario se abre con la coyuntura política del 2000. La concentración del repudio ciudadano hacia la figura de Vladimiro Montesinos (autor intelectual de las violaciones de derechos humanos y de crear un escenario de corrupción generalizada) ha generado diversas reacciones y una explosión de memorias, de recuerdos. En este contexto de polarización, se desata en algunas protestas y marchas de los jóvenes universitarios a partir de 2002, como la marcha en contra del ex rector de la UNCP, Esaú Caro Meza. Los estudiantes de la UNCP generalmente y los de la facultad de CC.SS. particularmente, han demostrado protesta y movilización activa a mayores y mejores formas en los dos últimos años, sin embargo el ejercicio de la ciudadanía no se limita solamente a la protesta; sino a propuestas, y las propuestas han estado fuera de todo pragmatismo contextual de nueva institucionalidad emprendedora.

Por tanto en un contexto de enormes dificultades como el peruano y más aun a nivel local. Los y las jóvenes deberían organizarse para participar activamente en la política. Siendo muy necesario que en nuestra patria más aun en nuestra alma máter (UNCP) se debe forjar una sociedad moderna, ya que somos nosotros los futuros profesionales quienes estamos comprometidos a lograr el ansiado desarrollo, el ansiado cambio. Pues entre la sociedad civil (más aún en la juventud universitaria) y el Estado surge una relación interdependiente, ya que no podemos ni debemos esperar que el estado cree o perfeccione instituciones, sin nuestra participación.
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* Estudiante de Sociología de la Universidad Nacional del Centro del Perú.