miércoles, 11 de abril de 2007

SOCIÓLOGOS: SU FORMACIÓN Y EL MERCADO LABORAL


Reza Poma Elmer*

Si tendría que calificar a la sociología en el Perú de estos últimos años, lo calificaría como una sociología en crisis. En crisis porque el sociólogo aún no ha logrado desenvolverse como tal en su campo de acción[1], las instituciones que emplean a sociólogos han entendido a la sociología como una suerte de asistencia social, técnico en planificación o aquel que se ocupa de solucionar los problemas sociales. La situación crítica de la sociología se manifiesta también en la formación de los sociólogos, en los resultados alcanzados, en su relación con la sociedad e, incluso, en su cuestionada legitimidad.

Es evidente que la sociología, tanto en el Perú en su conjunto como en los ámbitos locales, no ha respondido las demandas reales de la sociedad. Existe, quizá, un divorcio entre lo que es la realidad social concreta y el análisis social. El discurso sociológico no constituye un aporte significativo para una sociedad en permanente cambio que exige nuevas teorías, nuevos enfoques, nuevas miradas. En este sentido, las preguntas que tendríamos que hacernos serían, ¿Qué tipo de sociólogos están formando las universidades?, ¿Qué tipo de sociólogos, con que características, que competencias y que capacidades demanda la sociedad? Y en la facultad, ¿reflejan las calificaciones de los alumnos sus verdaderas capacidades?, en ese sentido, ¿realmente los docentes califican la capacidad y creatividad de los estudiantes o califican desde un criterio personal?

Formación del sociólogo.

Si revisamos el perfil profesional del sociólogo de la UNCP encontramos que el sociólogo al término de su carrera debe ser capaz de “Estudiar científicamente la sociedad, sus pautas y normas que orientan el comportamiento de las relaciones sociales entre humanos así como la dinámica de sus instituciones. Analiza y explica las determinantes históricas que generan los diversos problemas y fenómenos sociales en el país, en los centros rurales y urbanos, sus continuidades y cambios. Es una ciencia social que ayuda a entender todos los fenómenos y formas de interacción social que se ponen de manifiesto en la sociedad; en ese contexto, estudia a la familia, las formas de comunicación entre individuos, grupos e instituciones públicas o privadas, etc. Estudia los problemas sociales para luego plantear alternativas de solución contribuyendo así con el desarrollo de la sociedad. Formula y diseña planes, programas, proyectos y políticas sociales de desarrollo de la sociedad. Formula y diseña planes, programas, proyectos y políticas sociales de desarrollo socioeconómicos a nivel local, regional y nacional. Brinda asesoría para actividades empresariales, privadas y del Estado”[2]. La pregunta es: realmente, ¿se están logrando estas capacidades y competencias?
Actualmente en el Perú son más de 10 las universidades que ofrecen la carrera de sociología, la mayoría de ellos no tienen un programa coherente de formación profesional y si lo tienen no lo aplican correctamente, muchos veces sus cursos no son secuenciales, tienen una plana docente inadecuada[3] sin especializaciones y además que no investigan[4], alumnos que rechazan la exigencia, conformistas y apáticos, con bibliotecas desactualizadas. Todo ello refleja la situación crítica en la que se encuentra la sociología en la UNCP.

La facultad no toma con seriedad la relación entre la formación profesional y el empleo del sociólogo y esto se manifiesta en la poca preferencia que tienen los postulantes por la facultad. Los ingresantes son generalmente estudiantes que no han logrado ingresar a otras facultades de mayor demanda y ven a la sociología como su última opción, lo cierto es que la “segunda opción” esta haciendo mucho daño a la sociología, por lo menos aquí en la UNCP. Por otra parte, no existe un promoción efectiva de la carrera, no se promociona el perfil profesional ni la misma sociología como ciencia, esto conlleva a que la población desconozca al sociólogo, incluso, muestre cierta apatía. La promoción, entonces, puede ser el punto de partida para reconciliarnos con la sociedad.

Por su parte la sociedad demanda sociólogos capaces, competitivos y expertos en especialidades como son salud pública, investigación y docencia, sociología política, en población, en sociología industrial, en sociología del turismo, en familia y juventud, en inconductas sociales, en relaciones internacionales, en sociología de la cultura, en desarrollo agrícola, en desarrollo urbano, en gerencia social entre otras, con una orientación y perfil profesional definidos, que respondan al progreso de la ciencia y a la realidad de nuestro país. La globalización, en tanto, impone un reto diferente de competitividad, capacidad y creatividad, aspecto que exige a las empresas y a las universidades formar personas con conceptos de ciencia y tecnología y organización diferente. La universidad, por tanto, debe convertirse en el eje para mejorar el proceso de formación de los recursos humanos, para de ese modo hacer de la globalización un elemento que contribuya, efectivamente, a mejorar la calidad de vida de nuestro país. En este sentido la universidad debe orientar sus esfuerzos a estimular calidad y creatividad en sus estudiantes. La sociedad demanda sociólogos que comprendan la realidad social y con opinión frente a acontecimientos actuales tanto a nivel nacional y local.

El mercado laboral

En el Perú no podemos decir que esta u otra universidad forma mejores sociólogos midiéndolo por el grado de aceptación que tiene en el marcado laboral sus egresados, pues el desempleo y el subempleo en el país tienen un carácter estructural que traen como consecuencia el poco valor asignado a la fuerza de trabajo calificada. Decir, sin embargo, que el mercado laboral para el sociólogo “esta copado”, estaríamos cayendo en un error de cálculo ya que muchos puestos de trabajo que debe ocupar un sociólogo lo ocupa un economista, un administrador, un contador, un trabajador social, un abogado y en muchos de los casos un ingeniero, esto se puede explicar por la escasa de promoción me mencionábamos líneas arriba, y por la cantidad demandada de estudiantes por estas facultades. Por ejemplo, de las 82 universidades que existen en el Perú, 55 universidades tienen la carrera de contabilidad con 33 000 alumnos, 54 universidades la carrera de administración con 25 000 alumnos, 39 universidades la carrera de derecho con 37 000 alumnos; ante esto la pregunta es: ¿Qué futuro laboral tendrán estos universitarios al momento de graduarse?, ¿existirá en el Perú, 25 000 nuevos puestos de administradores en los siguientes 5 años?, ¿las empresas, organizaciones, el poder judicial, requerirán de 37 000 nuevos abogados?. Ante esta realidad, los sociólogos que no somos tantos y tenemos mayores posibilidades, tenemos que pensar en lo que haremos en los próximos 10 años.

¿Qué debemos hacer?

En primer lugar, elaborar nuevas teorías, nuevos procedimientos y nuevas metodologías para la comprensión y análisis de la realidad social actual. Esto significaría también producir y reelaborar nuevos conceptos que reflejen las nuevas prácticas sociales, como diría Cesar Germaná “La sociología requiere una renovación teórica capaz de ofrecer una nueva imagen de la sociedad peruana”. Además, esto nos conduciría a poner énfasis en la investigación sociológica, tanto a nivel nacional como a nivel local[5] demostrando las capacidades y competencias funcionales como profesionales y como facultad.

Formar sociólogos multidisciplinarios, ya que los problemas de la realidad no se encuentran separadas y necesita de una comprensión integral, como diría el sociólogo Héctor Pinto, “No se necesita sociólogos puramente sociólogos”, sino sociólogos conocedores de las diferentes disciplinas de las ciencias sociales que le permita desenvolverse en nuevos espacios y con la eficiencia que demanda.

Realizar un estudio sobre el mercado laboral del sociólogo en el Perú que abarque tanto el presente como el largo plazo. Por lo tanto este estudio, además de ser una fotografía del presente, debe prever la oferta y demanda de sociólogos de aquí a 10 ó 15 años. Para ello la prospectiva se presenta como un método de investigación eficaz para establecer el futuro posible y probable. Esto, a su vez, ayudaría a los postulantes a la universidad elegir la carrera de sociología asegurándose de su ejercicio al graduarse.
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* Estudiante de sociología de la Universidad Nacional del Centro del Perú.
[1] Debo aclarar, sin embargo, que hay honrosas excepciones, como es el caso de sociólogos que se esfuerzan en el quehacer sociológico y desempeñan su profesión con mucho tino y eficiencia.
[2] Las frases resaltadas es por iniciativa del autor del articulo.
[3] La plana docente inadecuada puede explicarse a partir de la desintegración de las ciencias sociales, como es el caso de la Universidad Nacional del Centro del Perú, en el que las ciencias sociales se han “subdividido” en “facultades” como Facultad de Sociología, Facultad de Antropología, facultad de ciencias de la Comunicación, etc. cuando lo mas apropiado sería conformar una sola facultad para contar con una plana docente adecuada, completa y especializada.
[4] La calidad de la docencia y de la investigación universitaria están indiscutiblemente asociados con los recursos financieros puestos a su disposición. En Chile, por ejemplo, la universidad posee el 70% de la capacidad investigativa de su país, cuenta con los conocimientos, se supone más avanzados de la sociedad, y tiene la capacidad para coordinar todas las áreas de la ciencia; concentra un buen numero de científicos; posee por su naturaleza, una vocación natural para la investigación, constituyéndose también en gran portadora de fondos para financiar proyectos de investigación hasta sin limites presupuestarios. Comparado el Perú con esta realidad ¿en que lugar nos ubicamos?
[5] Ver: AGENDA DE INVESTIGACIONES SOCIOLOGICAS: REGION CENTRAL, elaborado por el Lic. Raúl Santana Paúcar.